sábado, 14 de julio de 2012

Psicoanálisis. Apertura a la mordaza del sufrimiento.

El psicoanálisis surgió como clínica para abordar lo que otros discursos, prácticas y saberes desechaban,  callaban, excluían por carecer de medios teóricos y de método para esclarecer el padecimiento psíquico. 
Por lo cual, el psicoanálisis, abrió, hizo a la apertura para que el sufrimiento empezará a ponerse en palabras. Se propuso sacarle la mordaza al sufrimiento y ofreció su escucha para que eso hable.
La escucha del analista, se delimitó con condiciones tan elaboradas, que hicieron de ella el instrumento de una práctica que solo el analista conoce cómo ejecutarla.  Se diferencia así de cualquier otra práctica que aunque se propusiera el fin de ejercerla en nada tendría de comparable, o de la que solo podría obtenerse la sonoridad de un instrumento desconocido o mal afinado, un instrumento que se desconoce y que a la vez se intenta tocar.  
Entonces, la escucha del psicoanalista, no se puede imitar, emular o realizar por otras prácticas; y solo es posible encontrarla en la experiencia de un analisis.
Al comenzar a abrir la mordaza del sufrimiento, S. Freud esclareció dos cosas: que "todo hombre tiene perfecta conciencia de encerrar en su pensamiento cosas que nunca o solo a disgusto comunicaría a otros, sus intimidades" y por otro lado llegó a lo que será su descubrimiento y es que "existen  cosas que uno no quisiera confesarse a sí mismo, que se oculta uno a sí propio y que expulsa de su pensamiento en cuanto, por si acaso, aparecen".  
De esto se pudo determinar, que hay cosas encerradas en el pensamiento; de algunas podemos ser conscientes, pero hay otras cosas que forman parte de otros pensamientos, esos que "se ocultan a uno mismo" son lo pensamientos inconcientes.  Esas cosas encerradas y expulsadas, no significan que estén sin efecto, inactivas,  son causa de sufrimiento psíquico del cual se tiene noticias a través de diversos síntomas, de inhibiciones o de angustia.  Se advirtió aquellas personas aquejadas de "bruscos cambios de estado de ánimo, que no logra dominar; o de una temerosa indecisión que paraliza sus energías, haciendole incapaz de realizar nada; o de una angustiosa sensación."
El psicoanálisis reveló que había otro "poderoso instrumento", la palabra. En dirección a ella orientó el suyo, la escucha. Por qué la palabra? Porque con ella se comunica algo,  pero a la vez "se dice algo más". En la palabra  se desliza enredado algo que va más allá de la intención de lo que se quiere decir; eso que "dice algo más" en la palabra es el inconciente y es el trabajo del analista:  escucharlo.


                                                                                                                  Psicoanalista  Andrea Ponce

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